La recuerdo siempre riendo. Era muy espontánea, arrolladora. Era de esas personas que, cuando empiezan a hacer oración, enseguida ven con claridad lo que el Señor quiere de ellas. Y ella vio enseguida que el Señor quería que fuera Sierva del Hogar de la Madre, pero le daba miedo y se veía sin fuerzas. Aún así, siempre venía por casa a estar y a ayudar, a hacer la oración… Y eso a pesar de que al principio le ponían pegas en su casa. Tenía, al igual que Mayra, mucha sensibilidad para las cosas de Dios y de Nuestra Madre. Quería mucho a las Hermanas y el Hogar.