Jackelin Zambrano pertenece al Hogar de la Madre de la Juventud de Ecuador. Conoció a Valeria muy de cerca.
En el momento en que conocí a Valeria, vi reflejado en ella un ángel. Tenía un alma buena y limpia, llena de alegría y felicidad. En su vida se notaba una fidelidad grande al Señor.
En el campamento de este año ella fue mi jefa de unidad. Recuerdo que hubo un momento en que me sentía triste. Le conté a Valeria lo que me estaba pasando y ella me dijo: “No pierdas el ánimo, en serio, no pierdas el ánimo. Lo estás haciendo muy bien”. En ese momento yo le tomé mucha confianza y pude abrirle mi corazón. El consejo que ella me dio fue: “No le niegues nada al Señor y no le tengas miedo”.
Yo pude encontrar una amiga en ella, que me aconsejaba hacer lo que Dios quería y despejaba todas mis dudas. Gracias a ella pude ver las cosas de una manera distinta y mi vida pudo dar un cambio.