Una amiga de Jazmina nos cuenta sus recuerdos sobre ella. La conoció antes de que Jazmina entrara en el Hogar y fue testigo de su cambio. También experimentó – en primera persona – cuánto se preocupaba Jazmina por las chicas y porque no se alejaran de Dios.
Conocí a Jazmina cuando comencé a dar catequesis. Ella tenía algo especial. Su alegría contagiaba a todo el grupo de catequesis. Me hice amiga de ella en poco tiempo pues era muy amistosa. Luego ingresó en el movimiento Hogar de la Madre. Desde que conoció a las hermanas comenzó a cambiar y amaba más a Jesús y a Nuestra Madre María.
Hubo un tiempo en el que yo me estaba alejando de Dios. Ella me llamaba para animarme. Recuerdo que cuando luego que me volví a acercar al Señor, ella me cantaba: “Milagro de amor tan infinito”… Esa canción habla mucho de Jesús en la Eucaristía, de su amor por nosotros. Le gustaba mucho. Y me hacía ver que mi regreso era un milagro de Dios... Y que había estado pidiendo mucho a Dios por mí.
¡Nunca olvidaré sus consejos! Fue muy valiente y generosa. Sé que desde el cielo está ayudándome.