"Tú sabes que necesitas la verdad, necesitas a Dios".
Suzy Donovan recibió en su cumpleaños del año 2010 un regalo muy especial: esta carta de la Hna. Clare que hoy comparte con nosotros. En ella, la Hna. Clare se muestra tal y como ella se comportaba con los jóvenes: primero se esforzaba en localizar el problema que les estorbaba para hacer la voluntad de Dios y, una vez localizado el problema, se lo comunicaba claramente, movida por un amor muy fuerte y muy sincero que se hacía evidente a los jóvenes. Además, para animar a Suzy a la lucha, la Hna. Clare le confiesa lo que más le costó a ella en su propia y personal lucha.
Ojalá todos tuviéramos una Hna. Clare que nos hiciera “regalos” como estos, que nos hablara claro para poder llegar a darle todo al Señor.
Las palabras subrayadas, las marcó así la Hna. Clare en su original manuscrito.
Mi querida Suzy:
Quería escribirte una “carta pequeña” para tu cumpleaños, pero la que voy a escribir ahora no es exactamente lo que tenía planeado…
Hay dos caminos en la vida: el camino estrecho, que es duro y empinado, pero que lleva a la vida; o el camino ancho que es “fácil” pero que lleva a la muerte. Es tan fácil como eso – vida o muerte, plenitud o destrucción, verdadera felicidad o felicidad falsa, la verdad o la mentira, libertad o esclavitud, Dios o Satanás…
Fulton Sheen escribió una vez que “los momentos más infernales en la vida de una mujer son cuando ella se niega a dar”. Tu tiempo aquí puede convertirse en un infierno si no eres generosa, si rehúyes morir a ti misma, si rehúyes dar a Dios lo que Él te está pidiendo en este momento. Yo deseo tu felicidad más de lo que tú misma deseas ser feliz. Le pido a Dios que llene el gran vacío que tienes dentro de ti: un vacío que intentas llenar con placeres, aunque puedes ver que eso no funciona. Pido a Dios que te purifique, que te muestre el amor que Él tiene por ti; que te perdone, para que tú puedas perdonarte a ti misma y, así, dejar de odiarte a ti misma.
Lo último que tienes que hacer ahora es construir un muro de autoconfianza, porque ese es precisamente el muro que debe ser derribado para que puedas conocer a Dios y a ti misma de verdad. Para mí personalmente, esa fue una de las cosas que más me costó: dejar que Dios me arrancara todas mis máscaras y me mostrara quién era yo de verdad. Fue duro pero, gracias a esa gracia, soy la que soy ahora.
Suz, te lo he dicho muchas veces: “es todo o nada, pequeña”. Claro que tú no puedes hacerlo por ti misma, pero pide ayuda al Señor. Y no me digas que no puedes rezar, ni creer, o lo que sea, cuando la verdad es que tienes miedo, o eres demasiado perezosa para hacerlo.
Tú sabes que necesitas la verdad, necesitas a Dios. Después de todo lo que has hecho, siempre vuelves para hablar conmigo. Incluso después de este verano en el que has tocado fondo de verdad, en medio de todo eso, me llamaste. Sé que lo que te atrae no soy yo, sino a quien yo represento (¡aunque lo haga tan mal!) ¡¡No te rindas, Donovan!! ¡Lucha! ¡No seas una fracasada! Es como la camiseta que llevabas que decía: “Ser santo o morir intentándolo”. Pídele a Dios que te dé un verdadero deseo de cambiar, pídele que te ayude a obedecer (!). San Agustín dijo: “Dios que te creó sin ti, no te salvará sin ti”.
Y después de todo esto: “Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz….”
Con cariño,
Hna. Clare †
(En una esquina, apurando el papel, la Hna. Clare añade algunas líneas de una canción que ambas conocían: “Tengo los recuerdos, siempre los llevo dentro, pero no puedo volver a ser como era antes... Este es mi hogar”).