Antes lo hacía todo por razones egoístas, buscando mi propio placer. Vivía para mí misma. Y eso es una gran tontería. Dios nos creó para mucho más que eso.
El 22 de noviembre de 2009, Suzy Donovan planteó por escrito algunas preguntas a la Hna. Clare que, en esos momentos, estaba destinada en la comunidad de Jacksonville (EEUU). Lamentablemente hemos perdido parte del texto, pero lo que hemos podido rescatar es muy interesante. Como siempre, la Hna. Clare responde de forma clara y sencilla, sin dobleces, apuntando siempre hacia la voluntad de Dios.
Hna. Clare, estas son mis preguntas para ti (je, je). No tienes que contestarlas todas, solo a las que quieras:
1.- ¿Quién o qué fue lo más difícil que tuviste que dejar?
Hna. Clare: Muchas cosas… Mi familia, mis amigos, chicos, bailar, fumar —fumar fue muy difícil de dejar…— ¡Ah! y la música.
2.- ¿Cómo sabías que Dios te estaba llamando a hacer eso?
Hna. Clare: Era algo que realmente no venía de mí. Yo no estaba viviendo para nada como una monja, y realmente no quería serlo. Pero yo sabía que era la voluntad de Dios para mí porque, aunque el pensar en tener vocación me asustaba, yo estaba segura de que Dios me estaba pidiendo dejarlo todo. Y —es raro—, pero en el fondo, muy en el fondo, cuando estaba con las hermanas, tenía paz.
3.- ¿Qué es lo que más te cuesta de lo que tienes que hacer?
Hna. Clare: ¡Morir a mí misma!
4.- ¿Tu vida tiene ahora más sentido que antes? ¿Por qué?
Hna. Clare: Antes lo hacía todo por razones egoístas, buscando mi propio placer. Vivía para mí misma. Y eso es una gran tontería. Dios nos creó para mucho más que eso. «No hemos sido creados para la comodidad, sino para la grandeza» (Papa Benedicto XVI). Tenemos tanto para dar al mundo, hay tanto bien que podemos hacer. Cuando dejas de vivir para ti misma, cuando obedeces y vives para Dios, todo es distinto, todo tiene sentido, comienza a servir para algo.
5.- ¿Es difícil no tener apegos y cumplir con tus deberes?
Hna. Clare: Él es más fuerte que nuestra debilidad. Si Él ve que estás abierta de verdad, Él da la gracia. ¡DE VERDAD!