Nelly Mendoza: Fue una gracia muy grande el compartir con ella muchos momentos de trabajo. Porque en aquel entonces, cuando ella vino, estaban construyendo la casa de las hermanas -estaban pintando- y algunas fuimos a ayudar a las hermanas.
Compartimos la primera parte del testimonio de Nelly Mendoza, laica del Hogar de la Madre de Guayaquil (Ecuador), que conoció a la Hna. Clare durante su tiempo allí.
Yo la conocí cuando llegó a la comunidad de aquí de Guayaquil. Cuando vino la Hna. Clare, yo experimenté que ella tenía que ser mi guía, y me ayudó muchísimo. Comencé a ir con frecuencia a los rosarios del Hogar y a conocer más a las hermanas.
Y me acuerdo que ella me dijo: «Mira, te voy a dar una estampita de Mamie para que hagas una novena, hagas mucha oración y disciernas si el Hogar es tu lugar». Entonces, la Hna. Clare fue un pilar fundamental en mi vocación al Hogar. Me aconsejaba mucho que lo viese en la oración y que le pidiese mucho a Mamie. Entonces, yo hice una novena y también tenía dirección espiritual con ella. Cada quince días ella mi citaba para ver cómo iba, mis dudas… Y al final yo vi claro que el Hogar era mi sitio…
El trato que tuve con ella fue muy cercano, porque yo recuerdo que a raíz de que ella me ayudó a encontrar mi lugar, yo entré al Hogar y comencé a hacer las actividades con el Hogar, las reuniones, convivencias...
Ella también fue la catequista de mi hijo, Santiago.
También puedo decir que fue una gracia muy grande el compartir con ella muchos momentos de trabajo. Porque en aquel entonces, cuando ella vino, estaban construyendo la casa de las hermanas -estaban pintando- y algunas fuimos a ayudar a las hermanas.
A mí me tocó estar pintando con ella, con un grupo de chicas… Ella hacía bromas, contaba anécdotas, se inventaba canciones… pero siempre con mucha alegría. Todo el mundo quería estar con ella.
Y siempre aprovechaba el tiempo. No para cosas sin sentido, sino siempre con una enseñanza: en una canción, en un chiste, en una broma que fuera… Pero siempre lo hacía como para aprovechar el tiempo en lo que estábamos haciendo, y hacerlo con amor y con alegría.
Me quedaba impresionada de ver cómo se entregaba en el trabajo. Y lo hacía con mucha alegría.
También tiene una parte muy, muy tierna en hablar con todos. Por ejemplo, yo me sentía muy identificada con esa alegría. Atraía mucho a las personas. A mí me atraía mucho su manera de ser, su alegría y también, su humildad.